Siempre es raro para mí leer a algún compatriota. Tal vez por que conozco la realidad, y sí lo que se escribe es muy distinto le pierdo el interés; pero si es muy similar sólo lo leo y pasa al olvido. Bueno al leer éste libro, debo decir que estoy entre ésos extremos.
Empezar con "Ladrón de libros" fue volver a las influencias de Vargas Llosa (excesiva descripción para mi gusto), y leyendo sobre hechos que parecen repetitivos: el estudiante extranjero becado que llega a París y pierde el rumbo en medio de la vida bohemia propia de ese lugar es un tema demasiado tocado.
Los demás cuentos, más cortos, se dejan leer con facilidad y ligereza; aunque los finales dejan mucho que desear. Me quedo con aquel en el que el protagonista hace explotar un canal de televisión, me hizo soltar una carcajada al leer la última línea.
Lo constante en cada cuento: la realidad peruana. Cada personaje se ve, ya sea directa o indirectamente, afectado por los acontecimientos en Perú, su país; se nota una mezcla de melancolía y alivio al saberse lejos y a salvo de lo que pasa allá, pero el deseo de escapar era obvio para los que aún estaban en el país.
Ligeras historias entretenidas que te llevan desde París a Lima en un abrir y cerrar de ojos. No está nada mal.
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